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Uno de los pocos hioscos que quedan aún, en nuestros barrios de nuestra querida Valencia, el trato afable de su propietaria y el amplio abanico de prensa, revistas y demás artículos, lo hace merecedor de ser visitado.
El trato personal en este quiosco es una lotería. La chica te trata con educación y amabilidad, mientras que el hombre veterano habla de malas formas aunque estés dejándote entre 30 y 40 euros; además de atender a conocidos antes aunque estén al final de la cola.
Como apunte, en la entrada hay un escalón enorme que dificulta el acceso a cualquier persona que le cueste subir escaleras, ya sea alguien mayor, una persona lesionada o alguien que vaya en silla de ruedas (que no puede entrar, obviamente).