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Dedicación, vocación y buen trato es lo que reciben los usuarios de Espurna por parte de un personal cualificado que sabe intervenir cuando es preciso con equilibrio y cariño incluso en situaciones especiales. Una gran labor llena de infinitos momentos buenos de formación desde la cercanía y el trabajo de campo, en todo momento monitorizado. Gracias por cuidar de las personas siempre desde el respeto a su dignidad y con naturalidad y alegría.
Vivo en ese mismo edificio y más de una vez pasando por ahí, he tenido que ver como las monitoras les hablan a los discapacitados, gritándoles y con malas palabras ya que están las ventanas abiertas y se ve y se oye todo. Pésimo el trato a éstas personas. Las familias los dejan ahí pensando que van a ser bien cuidados y de verdad es una pena.