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Imposible encontrar mejor Sensei que el maestro Kike Peñaranda. Independientemente de la edad y los conocimientos de los alumnos, adapta las clases de una manera increíble. Yo llevaba muchísimos años sin practicar y fue una gran suerte dar con él. De los que hacen que, poco a poco, recuerdes todo aquello que amabas del Karate.
Ser alumno de Kike en sus clases particulares de especialización es lo mejor si quieres prepararte para algun evento o competición, es toda una experiencia vital, donde a parte de aprender técnicamente de un grandisimo maestro del karate te da un servicio muy completo y personalizado, clases tanto físicas como de tecnificación siempre orientadas a tu objetivo, el post-analisis de tu sesión tambien da un plus brutal donde he aprendido mucho viendo mis propios entrenamientos, todo esto siempre en un entorno ideal y propicio para darlo todo, muy agradable y ameno. Sin duda seguiré en sus manos para futuras competiciones. Totalmente Recomendable.
Llevo a mi hijo mayor de 3 añitos con Kike y lo sabe llevar a la perfección. Fuimos a verlo a una competición de katas al que acudió como maestro y era de los pocos que acompañaba a los alumnos más jóvenes en todo momento para brindarles apoyo. De 10. La verdad es que estamos muy contentos y mi hijo el que más que enseña a su hermano pequeño (que ya quiere seguir a su tete sensei) y toda la familia todo lo que va aprendiendo. Sin duda, Kike ha conseguido transmitir a la perfección ese fervor por el kárate y la disciplina tan sana y necesaria dentro y fuera del dojo. ¡Muchas gracias!
He sido alumno de Kike en clases personalizadas, me ayudó a preparar mi examen para 3ºDAN. A día de hoy, aún estoy disfrutando el cambio que generó en mí como karateka tener acceso directo y personalizado a sus enseñanzas, centradas específicamente en mi mejora a varios niveles (trascendiendo incluso el karate en sí). Sinceramente creo que la vivencia de las clases con un Sensei como Kike, en este formato, es algo que nadie se puede perder. Oss!
Conozco a la familia Peñaranda y son muy buena gente. Trabajan y viven por y para el karate. Muy buenos entrenadores que animan a sus alumnos. Hoy en día quedan pocas personas con tan buenos valores.