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Almorcé aquí con unos 20 colegas: comida increíble, excelentes bebidas, personal amable, hermosos jardines. Nos quedamos más de 3 horas y no queríamos irnos:)
Lugar con encanto apartado del ruido. Desde el primer minuto todo el personal ha sido atento y muy amable, hecho que merece gran valoración porque saber estar, tener una sonrisa, dar conversación, estar atentos a cada detalle y trabajar al 100% no lo hace cualquiera. Enhorabuena al equipo.
En cuanto a la comida sencilla, tradicional y sobre todo muy buen producto. Mi consejo es que pidáis pan desde el minuto 0 para no dejar ni una gota de aceite. En cuanto a la paella he de decir que se encuentra en el top de mis favoritas tanto por cantidad, como sabor pero sobre todo por los tropezones de sepia y gamba que eran abundantes. En cuanto al postre que pongan fruta la verdad ayuda mucho para digerir todo porque realmente acabas lleno y gustoso.
En cuanto al precio me parece bastante correcto siendo una casa rural en un lugar tranquilo y por supuesto la gran calidad y cantidad de comida que hemos disfrutado.
Esperamos volver pronto para probar el resto de principales!
Un sitio espectacular tanto para ir en familia como con amigos. Una atención muy familiar y agradable, la comida buenísima y abundante, mucho espacio para los niños, música después de la comida. En definitiva, muuuuy recomendable!
Muy buena experiencia. Hemos ido en familia, con niños y con nuestro perro. Nos han tratado de maravilla. El sitio es muy acogedor y se respira naturaleza y paz. El trato es muy familiar. La comida un espectáculo. Menú cerrado con tapas caseras muy buenas y de plato fuerte arroz de conejo. Muy recomendable!
Lugar encantador y familiar donde vivirás una experiencia gastronómica deliciosa. Comida casera y producto local espectacular. Sin duda, el mejor lugar en el que comimos por la zona de Alicante, tanto por la calidad, como por la atención. Una maravilla.
Es una casa rural preciosa la comida toda echa casera por eso estava tan rica nos pusieron una paella de conejo y caracoles y otra de sepia y no sabria decir cual estava mas buena las dos en su punto y un servicio escelente para mi un 10
El sitio inmejorable, supertranquilo y muy agusto. La comida muy buena, el servicio y la atención insuperables y q les pidas tomar el café fuera con vistas a la montaña.de 10. Lo recomiendo de todas todas
En medio de la naturaleza, un restaurante totalmente recomendable para ir con amigos o con la familia, comida muy buena, buen ambiente y espacio para los niños para correr y jugar. Tienen un montón de patinetes y bicis para los más pequeños. Fuimos a comer un grupo grande, los dueños encantadores, después de comer pusieron música y lo pasamos genial.
Personal muy amable. La comida está muy buena. El lugar es acogedor. En definitiva, es un buen sitio para comer. Es mi caso fui a comer, era la primera vez que iba y todo el menú estaba muy bueno. Nos pusieron una paella de magro y verduras muy buena, en su punto, se nota que la hacen allí, no como en otros bares que es un preparado que compran al que solo echan arroz. La bebida era ilimitada, café, chupitos y postre. No le pongo 5 estrellas porque de postre solo pusieron kiwi y piña, echamos en falta algo dulce tipo chocolate o similar.
Muy buena comida, muy rico todo. El sitio, aunque un pelín apartado, merece mucho la pena por la ubicación y el entorno. Además, la atención muy buena, sobretodo de la camarera de ojos azules, que aunque me ha puesto el mote de especialito por pedir infusión (muy buena por cierto), la atención y el trato han sido inmejorables. Tendré que volver ;)
Sitio excepcional con un trato inmejorable. Fuimos para la comida de empresa y la comida estaba brutal, platos de toda la vida como toda la vida (el gazpacho y la paella increibles). Nos sacaron un herbero y la guitarra para finiquitar el dia, tal y como se debia acabar.
La camarera encantadora y atenta a todo. La comida riquísima, con menú vegetariano adaptado al elegido por lo demás. Un lugar muy agradable para comer.
Celebramos en La Esperanza nuestra comida de Navidad de empresa y estuvimos de maravilla (y calentitos) en su espacioso porche. Trato familiar, comida tradicional (muy ricos los gazpachos y el arroz), en un espacio rural con encanto, que nos hizo sentirnos como en casa. Especial agradecimiento a Mari Carmen, por su paciencia y simpatía, dándonos todas las facilidades para que todo el mundo estuviese a gusto.
Comida típica de la zona, servida con mucho arte, tanto el servicio como los platos. Ambiente familiar pero con estilo. El salón tiene un toque rural muy bonito (el techo está completamente cubierto de tapones de corcho). Reserva una mesa y pruébalo, no te arrepentirás.
Estuvimos 10 amigos a comer y acabamos encantados. Pedimos arroz, gazpachos y rustidera y nada decepcionó. Trato fantástico y el entorno es una pasada. Repetiremos